martes, 5 de mayo de 2009

La Saga De Los Barbarrojas, Sanguinarios Del Mediterráneo (1)

("Armamento de un corsario en St.Maló" - 1785 - Madrid - Colección Particular)

Los hermanos Barbarroja fueron los corsarios más famosos y temidos de la Edad Moderna.
Los mitos y leyendas sobre los Barbarroja han perdurado hasta nuestros días, pero las crónicas de la época nos los presentan de forma totalmente distinta, dependiendo naturalmente, de si la fuente era otomana o española. De hecho, las divergencias se remontan al mismísimo origen de la saga ¿Cuál es el verdadero origen de los Corsarios?
Los hermanos Barbarroja ran hijos de Jacob o Yakub, que se instaló en la Lesbos en el año 1462, aunque sus orígenes no llegan a ser del todo exactos. Hay quien asegura que fue un humilde ollero de origen griego que renegó de la fe cristiana y se convirtió al Islam para poder prosperar. Otros opinan que fue un albanés ortodoxo, capturado por piratas turcos y llevados a la metrópolis; y otros que fue un turco que se ganaba la vida como mercader y transportista.
Lo que sí es cierto es que vivió en una época compleja, en la que el mestizaje y la coexistencia de religiones estaban a la orden del día.
Yakub contrajo matrimonio con una cristina viuda que tenía dos hijas de un matrimonio anterior con su sacerdote, llamada Catalina. Fruto de aquella unión nacieron cuatro varones: Oruç, Elías, Isaac y Khidr, que en el futuro sería conocido como Hayreddin.

De simples aventureros pasaron a formar parte de los círculos del poder político de Berbería, el conjunto de regiones norteafricanas habitadas por beréberes. Dieron al traste con los planes de Fernando de Aragón e Isabel de Castilla, los Reyes Católicos, de llevar la guerra contra el infiel más allá de sus fronteras, y perturbaron el sueño de Carlos V en más de una ocasión. Los musulmanes llegaron a pensar que Oruç era el elegido de Dios para practicar la Guerra Santa, el único que podía expulsar a los españoles del norte de Africa.

Sobre el año 1505, los hermanos Barbarroja comenzaron sus primeras actuaciones en la mar, en la zona del estrecho de los Dardanelos.

("Los Dardanelos" - Colección Osmanli Kartpostal - Muhteşem Denizcilik Tarihimiz - Besitkas-Estambul-Turquía)

Pasados unos años, los temibles Barbarroja, siempre de forma ascendente y con mayor número de naves y por lo tanto poder, realizaron numerosas acciones de abordaje en la mar y ataques a poblaciones, alcanzando gran fama entre sus afines y enemigos.

("Captura de los piratas" - Jean Leon Jerome Ferris)


(Mapa del Mediterráeno del siglo XVI)

Se hicieron famosos con sus audaces victorias sobre las flotas cristianas y sus crueles saqueos contra las costas de España y sobre todo de Italia, otorgando a Turquía la supremacía absoluta en el Mediterráneo. Esta supremacía durará hasta la batalla de Lepanto, en 1571.

Sus hazañas eran temidas, y sus sanguientos abordajes causaron el terror durante muchos años en el Mediterráneo.


Al final de una larga etapa ejerciendo la piratería, se pusieron al servicio del emir de Argel Selim ben Eddin, al que ayudaron en sus ataques a la plaza española de Orán. A la muerte de Selim ben Eddin, que según algunos fue producida por instigación de los hermanos Barbarroja Oruç Barbarroja se hizo con la ciudad de Argel.

El Corzo de los Barbarroja – Como se Organizaban

Los Navíos corsarios pertenecían, por lo general, a un grupo capitalista o armadores que se ponían a llegar de acuerdo para romper una expedición conjunta, que se encargaba de seleccionar a la tripulación. En una o dos semanas se producía la partida, siempre de noche, hacia un destino desconocido y con un objetivo que, con un poco de suerte, se desvelaría a bordo.

Para proveerse de la fuerza humana que impulsara a la galeota (la chusma o galeote), se utilizaban diferentes vías. En primer lugar se buscaban esclavos cristianos apresados durante las expediciones. Si no eran suficientes en número, se alquilaban a otros mercaderes, o se recurría a remeros musulmanes asalariados.

En cuanto al brazo militar a bordo, los leventes, militares reclutados entre los renegados, fueron sustituidos por jenízaros del Sultán en una segunda etapa. No tenían experiencia en acciones marítimas.

Las naves corsarias y su organización.
(Galeota)
Las galeotas solían ser más pequeñas y estrechas que las galeras, y de poco colado, lo que les permitía una magnífica penetración en el agua.
Las naves cristianas se dedicaban al comercio, por lo que la carga, tanto de hombre como de alimentos o incluso suntuosos elementos religiosos (esculturas, santos, escudos), eran máximas, lo que las hacía totalmente torpes o inestables. Las corsas en cambio prescindían de elementos ornamentales y se empleaban exclusivamente para el corso, Es decir, cargaban con pocos hombres y con provisiones y agua para muy pocos días.
Mientras que los cristianos alardeaban de su potente, pero pesada, artillería, los corsos apenas llevaban municiones, aunque les hicieran más vulnerables.

Contaban con 16 o 20 remos menos por banda, generalmente (las galeotas menores, menos de 14), y unos pocos hombres a cada remo, frente a los tres, cuatro o cinco de las galeras.
La clave del éxito de las campañas corsas contra los cristianos a lo largo del siglo XVI radicaba, en buena medida, en el empleo de galeotas, naves mixtas de de vela y remo. A pesar de ser inferiores a las galeras enemigas, eran mucho más ligeras y por tanto más maniobrables. Con el desarrollo de las técnicas de navegación, el barco tipo galera, existente desde la antigüedad, fue reemplazado por la galeota.

La velocidad era la gran obsesión de los corsos, y también su principal desventaja. Desde los materiales de construcción hasta la disposición de los elementos en la nave, pasando por asuntos aparentemente sin importancia como la limpieza del casco, todo se concibe minuciosamente en función de la agilidad, hasta puntos extremos.
La superioridad corsaria se pone también de manifiesto en el mantenimiento de sus naves: cuanto más lisa más ligeras.



No es el caso de las cristianas, viejas y cuidadas y atendidas.




Los hermanos Barbarroja pasaron a la historia, con tal vez ciertos matices de leyenda, como los más perversos y sangrientos corsarios del siglo XVI, dejando tras de sí un rastro de sangre y violencia, acompañado de oscurantismo entre las negociaciones con sus aliados.







Bibliografía:

* “Los Barbarroja”, Miguel Angel de Bunes, Madrid, Alderabán 2004.

* Anabel Herrera, “Historia y Vida” 466.


1 Comment:

La Dame Masquée said...

Apasionante tema el de la pirateria. Me fascinan los personajes que nos acerca usted hoy, y tambien el del renegado Drub el Diablo, con el que tuvimos un desafortunado encuentro en las Baleares. Sera verdad que enterro un gran tesoro en Formentera?
Afortunado aquel que lo encuentre!

Me ha resultado muy interesante lo que explica usted sobre el modo en que se organizaban.

Bisous, madame

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