martes, 18 de agosto de 2009

Manuel De Godoy

("Manuel de Godoy" - Francisco de Goya)
Lleno de ambición y vanidad, favorito de Carlos IV, supuesto amante de la reina María Luisa y ensañado por la historia debido a tu rápido encumbramiento Manuel Godoy provocó con su mal Gobierno la invasión de las tropas de Napoleón en 1808.
Sin embargo él siempre negó los rumores sobre los amoríos y se mostró constantemente fiel a sus Reyes.

("Manuel Godoy"- Oleo de Antonio Carnicero-Museo Romántico-Madrid)

Manuel de Godoy y Alvarez de Faria nace el 12 de mayo de 1767 en Badajoz, hijo del matrimonio compuesto por el coronel del ejército José de Godoy, y Alejandra Antonia Alvarez de Faria.
Pertenecientes a antiguas familias de Badajoz y Portugal, contaban con antepasados que habían pertenecido a las Ordenes Militares de Santiago y Calatrava, a las que igualmente llegaría a pertenecer Godoy.

Debido a que sus familias también pertenecían a la nobleza rural, la aristocracia siempre le consideró un advenedizo, adjudicándole el despectivo nombre de “Choricero”, dado su origen extremeño.
Su padre, deseoso de que su hijo siguiese con éxito la carrera militar, se preocupó de darle una esmerada educación. Aprendió equitación y esgrima, y adquirió conocimientos de ciencias y humanidades, matemáticas, filosofía, inglés e italiano.

En 1784 se desplaza a Madrid e ingresa en la Guardia de Corp donde ya servía su hermano Luis al servicio de Carlos III, haciendo gran amistad don los Príncipes de Asturias, a quienes fue presentado en 1788, propiciada por su agradable trato y sus dotes de seductor que utilizó con la Princesa María Luisa. Esta amistad le fue enormemente provechosa cuando Carlos IV sube al trono el 14 de Diciembre de 1788 y el 30 del mismo mes asciende a Godoy a Cadete supernumerario con servicio en palacio.
Posteriormente el monarca lo colmó sucesivamente de títulos y cargos como el de Caballero de la Orden de Santiago, Mariscal de Campo, Teniente General, Duque de Alcudia, Grande de España y Consejero de Estado. En 1792 le otorgó el Toisón de Oro y le nombró Primer Ministro, afianzando su ascendencia sobre todas las decisiones de la Corte.

Godoy se ganó la enemistad de muchos sectores de la sociedad española que asistía a su asombrada al rápido encumbramiento de su trayectoria política desde el mismo momento en que llegó a la corte.
Su nombramiento como Príncipe de la Paz, a raíz de la firma de la Paz de Basilea, dio mucho que hablar y puso de manifiesto su ilimitada ambición, suscitando las envidias y acrecentando a sus enemigos, sobre todo cuando en 1807 recibe el título de Almirante, que del daba derecho al tratamiento de Alteza Serenísima, equiparable a la familia real. Nadie sin sangre real había llevado este título en Castilla.

Presunto amante de la reina María Luisa, su encumbramiento obedeció a la confianza de la pareja real, en su lealtad y en su supuesto genio para la política.
Se granjeó la antipatía de la iglesia a causa de la legislación que promovió sobre los bienes de las instituciones religiosas, entregándolos al Estado y convirtiéndolos en papel de la deuda.
También lo odiaba la nobleza, dado que no tenía miramiento alguno a la hora de quitar de en medio a todo aquél que era contrario a su política, y la burguesía se enfrentó a él por su mala administración con los gastos de las guerras y los dispendios de las Cortes, la mayoría de las cuales quedaron arruinadas por el descrédito en que cayeron los vales reales.

Cuando en 1789 estalla la revolución francesa, el primer ministro de Carlos III, intenta impedir la propagación de la revolución enviando notas amenazadoras a la Asamblea Francesa, acusada igualmente de la detención en 1791 de Luis XVI.
Intentando salvar a sus reyes, Godoy emprende una política neutral con respecto a lo acontecido en Francia.
("La Reina María Luisa" - Francisco de Goya)
Ya en esta época, se hablaba de los amores entre Godoy y La Reina y de ellos se hacen eco todos los rincones del país. Incluso se atribuía a Godoy la paternidad de los infantes Francisco Paula e Isabel, futura reina de Nápoles.
Estos rumores incluían también a que fueron la inteligencia y la gallardía de Godoy las virtudes que hicieron que la soberana se fijase en él, infundiéndole también a su esposo el talento político y los valores que en el intuía.
Todo esto hizo que Godoy ascendiera rápidamente en su ambiciosa carrera.

Tras la ejecución de Luis XVI de Francia, Godoy acepta la responsabilidad de una coalición con Inglaterra para atacar a los Revolucionarios francesa.
El curso desfavorable del conflicto, que en un momento permitió la penetración francesa hasta Miranda de Ebro, puso de manifiesto la necesidad de firmar la Paz de Basilea en 1795, que incluía el reconocimiento de la República Francesa y el título de Príncipe de la Paz para Godoy.

Aliada más adelante con Francia por el Tratado de San Idelfonso en 1796, España sufre un duro golpe cuando el Directorio entabla conversaciones de paz con Inglaterra, sin aviso ni consulta. Godoy tiene que apartarse temporalmente del poder, concentrándose más en la política interior. Lo más notable de este periodo es la constitución de un gobierno con figuras como Jovellanos, al que más adelante ordenaría detener y desterrar, Calarrús y Meléndez Valdés.

En 1801 Godoy recupera su influencia y, en una de sus piruetas diplomáticas, declara la guerra a Portugal por su oposición al bloqueo contra Inglaterra impuesto por Napoleón.

("El rey Carlos IV"-Francisco de Goya)
Nombrado Generalísimo de los Ejércitos, Godoy dirigió la Breve Guerra de Las Naranjas, que obligó a Portugal a ceder la plaza de Olivenza y cerrar sus puertos a los ingleses.Su irreligiosidad y la liviandad de su vida privada y sus riquezas escandalizaban al pueblo, llegando a crearse gran impopularidad cuando suprimió la fiesta de los toros, subió los precios por encima de los salarios empeorando la situación de los desheredados y haciendo aún más escandalosa la riqueza de la que el solía hacer gala.

La alianza con los franceses se transformó en una catástrofe nacional tras la Batalla de Trafalgar el 21 de Septiembre de 1805: a partir de ese momento todos los opositores de Carlos IV se agruparon alrededor de su hijo Fernando.

Para entonces, Napoleón había cruzado los Pirineos, autorizado por el Monarca y su valido, después de que el Emperador hubiera asegurado a Godoy un principado en Portugal y, secretamente, la abdicación forzosa de Carlos IV en el infante Fernando.
Las tropas franco-españolas invadieron Portugal y el ejército del Emperador se acuarteló en las principales ciudades de España sin hallar resistencia.
Godoy advirtió tarde las verdaderas intenciones de Napoleón y aconsejó a la familia real partir desde Aranjuez hasta Cádiz, despejando el camino a América si las circunstancias lo aconsejaban, mientras que el futuro Fernando VII aprovechaba la ocasión para lanzar al pueblo contra Godoy.

El famoso motín de Aranjuez casi le cuesta la vida. Escondido en una alfombra, solo la intervención de Murat, lugarteniente de Napoleón, logró evitar su linchamiento.

Al finalizar la Guerra de la Independencia, Godoy, con 41 años, acompañó a Carlos IV y a María Luisa en su destierro romano. Gracias a una modesta pensión concedida por Luis Felipe de Orleans, pudo sobrevivir más tarde en París, y escribir sus Memorias, donde desmintió que fuera amante de la Reina.

Falleció el 4 de Octubre de 1851. Su muerte pasó sin pena ni gloria, tanto en Francia como en España.

Recientemente se le ha rehabilitado, destacando su labor cultural y de mecenazgo: no en vano se le atribuye el encargo de las “misteriosas majas de Goya”, añadiendo una incógnita más a un hombre lleno de ambición y vanidad, pero leal a los reyes que lo encumbraron.

Bibliografía:
* "Memorias (Manuel Godoy)" - Emilio Parra
* "El valido denostado" - Rafael Narbona

3 Comments:

Diana de Méridor said...

Curioso escondite el del interior de una alfombra, con lo corpulento que se veia. La alfombra le iba mucho mejor a Cleopatra.
Por lo menos fue leal hasta el final, eso no se le puede negar.

Bisous, madame

argentario said...

nada que extrañar, es lo de siempre, típico de España, país cainita que siempre ha odiado, ofendido, negado, e insultado a cualquiera que sea mejor que los demás, basta que sea joven triunfador, guapo, brillante, honorable, que es odiado por una raza de envidiosos, es lo típico

argentario said...

nada que extrañar, es lo de siempre, típico de España, país cainita que siempre ha odiado, ofendido, negado, e insultado a cualquiera que sea mejor que los demás, basta que sea joven triunfador, guapo, brillante, honorable, que es odiado por una raza de envidiosos, es lo típico

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