domingo, 21 de marzo de 2010

Aspasia

("Aspasia" - oleo de Marie Geneviève Boullard - 1704-  Museo de bellas artes .Arras)

En la machista sociedad ateniense, Aspasia destacó por su cultura y su espíritu de independencia, lo que le granjeó numerosos enemigos.

Entre las pocas mujeres que destacaron por méritos propios en la historia de Grecia, una de las más legendarias fue Aspasia. Su relación con Pericles, el gran político de la Atenas del siglo V a.C., escandalizó a los atenienses biempensantes de la época, que la denostaron tratándola de prostituta y la culparon de algunas decisiones políticas desastrosas para la ciudad, en particular de la guerra contra Esparta iniciada en el año 431 a.C.

No es mucho lo que se sabe sobre Aspasia, más allá del rumor y del rico anecdotario que compilaron algunos autores griegos haciéndose eco de lo que sucedía entre bambalinas, tras la escena de la gran política ateniense.
Se sabe que nació en la ciudad de Mileto, en la costa jonia de Asia menor, hija de Axíoco, posiblemente procedente de una familia ateniense en el exilio. Por lo tanto, al llegar a Atenas siendo muy joven, se la consideró extranjera.
Según la tradición, en Atenas Aspasia triunfó gracias a su belleza y se hizo pronto célebre como matrona de un conocido burdel que atraía a los pensadores y políticos más destacados de Atenas, por lo que es posible que fuera prostituta, pero en la antigua Atenas, la profesión de hetera distaba bastante de la prostitución tal y como se entiende hoy.
Los servicios de acompañamiento que proporcionaban estas mujeres sofisticadas a los varones de clase alta eran sinónimo de diversión intelectual y discusión artística. En contraste con la situación general de sumisión de la mujer, este tipo de cortesanas gozaba de notable libertad. En el caso de Aspasia, dada su condición de extranjera, disfrutaba además de un estatus especial en el derecho ateniense.
Pero lo que hizo que Aspasia de convirtiera en foco de atención pública fue su relación con Pericles, el hombre fuerte de Atenas desde el año 462 a.C. promotor del engrandecimiento de la ciudad y símbolo de su régimen democrático.

 (Pericles)
Pericles estaba casado don Hipónice y tenía dos hijos, Jántipo y Páralo, pero ello no impidió que alrededor del año 445 a.C. cuando contaba unos 50 años, se prendara de la bella y cultivada Aspasia. No tardó en divorciarse de su esposa, a la que entregó en matrimonio a otro hombre, y se fue a vivir con Aspasia, tomándola bien como amante o como esposa legítima. Aspasia le dio un tercer hijo de nombre Pericles, conocido para diferenciarlo de su padre como Pericles el Joven, que nació entre 445 y 440 a.C.
Según Plutarco en su “Vida de Pericles”, éste se enamoró de Aspasia más por su intelectualidad que sus encantos físicos. En casa de Aspasia se reunían importantes filósofos como Sócrates, junto a artistas, poetas y médicos, para tener el placer de debatir con ella, ya que era una excelente maestra en la oratoria, e incluso se sugiere que era maestra de Pericles en esos y otros asunto, y que desveló a Sócrates la verdadera naturaleza del amor místico y filosófico.
Otros por el contrario la describen como alcahueta y difamaban de ella.
Sin duda alguna en casa de Aspasia se trataban asuntos políticos. Eran los agitados años que precedieron a la guerra del Peloponeso, que enfrentó a las dos grandes potencias griegas del momento, Atenas y Esparta, e inesperadamente una mujer, con un fuerte ascendente sobre el más grande de los generales (estrategos), de una de ellas, intervenía decisivamente en la esfera política internacional.
 ("Aspasia de Mileto conversa en su casa con Sócrates y Alcibíades" - Oleo- Nicolás Monsiau-1808-Museo Puskin - Moscú)

En el año 440 a.C. Mileto estaba en guerra con la isla de Samos y pidió ayuda a Atenas. Pericles intentó mediar en el conflicto, pero Samos lo rechazó, por lo que el estratego consiguió que se aprobara por ley el envío de una expedición de castigo contra esta isla del Egeo que causó muchas bajas entre los atenienses.
Una tradición recogida por Plutarco sugiere que Pericles hizo enviar esta expedición para complacer a Aspasia, oriunda de Mileto, “que tanto arte y poder tuvo para tener bajo su mando a los hombres de más autoridad en el gobierno”.
Objeto de rumores de todo tipo, Pericles y Aspasia tuvieron que afrontar acusaciones en los tribunales promovidas por sus enemigos políticos en los momentos previos al estallido de la guerra. Los cargos eran diversos: corrupción, perversiones, impiedad, y aunque no llegaron a prosperar estos procesos, seguramente tuvieron como resultado que Aspasia, una mujer libre e influyente, y por ende sospechosa, se ganara aún más la animadversión de buena parte de la ciudadanía.
 (Sócrates)
El estallido de la guerra del Peloponeso fue, seguramente, el momento más difícil para Aspasia, pues se la llegó a acusar de ser ella misma la causante del conflicto. Uno de los motivos del comienzo de la contienda fue el decreto contra Megara, una ciudad que había desertado violentamente de la alianza con Atenas, por lo que los atenienses decidieron prohibir el comercio con esta ciudad a todos los puertos proatenienses. Megara pidió a Esparta y a la liga del Peloponeso, lo que prendió la llama de la guerra.
El rumor popular decía que Aspasia convenció a Pericles de atacar Megara porque tres heteras de su casa habían sido raptadas por mergarenses.
En medio de los desastres de la guerra del Peloponeso se desató en Atenas la gran peste de 429ª.C, que se llevó por delante a los hijos mayores de Pericles y al propio general poco después.

Tras la muerte de Pericles, la estrella de Aspasia, como la de la propia Atenas, empezó a decaer.
Se casó de nuevo con un tal Lisicles, al que fuentes adversas motejan como mercader de oscuro origen pero que desempeñó un papel político y militar en la guerra, y con quien Aspasia tuvo un hijo.

Tras la muerte de Lisicles en combate, en el año 428 a.C., se pierde la pista histórica de Aspasia. Se desconoce la fecha de su muerte, que tal vez coincidiera con la derrota definitiva de Atenas frente a Esparta en 404 a.C. y que, seguramente, fue anterior a la ejecución de su amigo Sócrates en 399 a.C.
En cualquier caso, la desaparición de Aspasia de la escena ateniense, como también la derrota de la ciudad y la muerte de Sócrates, pusieron punto final al siglo más brillante de la historia de Atenas. Así se esfumaba Aspasia.

Sin embargo, otros testimonios, ligados al círculo intelectual patrocinad por su amante, hablan de ella como una mujer cultivada y refinada que protagonizó unos de los momentos más brillantes de la historia de la cultura griega.

Fuente de Datos: 
*Aspasia, una mujer fatal en la Atenas de Pericles - David Hernández de la Fuente - Universidad de Postdam - National Geographic

lunes, 8 de marzo de 2010

Rembrandt, Doble Juego

Rembrandt  hacía una pintura políticamente militante, tan antiespañola como favorable a la causa de su pequeña República. Una prueba de ello es su cuadro El banquete nupcial de Sansón.

El Libro de los Jueces cuenta que Sansón mató con sus manos desnudas a un joven león y, tiempo después, vio que en la calavera del animal unas abejas habían construido un panal, cuya miel recogió y comió.
El forzudo israelita se encaprichó de una joven filistea y se empeñó en casarse con ella, pese a la rivalidad entre ambos pueblo (filisteo es la forma arcaica del término palestino). En el banquete, Sansón quiso demostrar a los filisteos su superior ingenio y le propuso un acertijo: “Del que come salió lo que se come y del fuerte salió lo dulce”. La adivinanza es tramposa, porque solamente Sansón podía saber que la respuesta era “león y miel”.
El cuadro recoge el momento en que Sansón plantea el problema a los perplejos invitados, un tema que no tenía precedentes iconográficos. Su inspiración fue La Ultima Cena, de Leonardo, que Rembrandt conocía por un grabado, e incluso, copió en un dibujo, igual que en el cenáculo leonardesco, hay en el centro de la mesa una figura piramidal aislada, estática, cuyo hieratismo contrasta con el dramático dinamismo de las demás. Aquí, esa figura central pero ausente no es evidentemente Cristo, sino la novia, y en vez de los apóstoles aparecen los invitados a la boda. Los situados a la izquierda de la novia se muestran fascinados por Sansón, mientras que los de su derecha beben, ríen y practican juegos eróticos.

Ahora bien, más allá de la anécdota del cuadro ¿qué significaba Sansón para Rembrandt?.

Sansón era un sujeto favorito de la pintura del siglo XVIII. En el salón Grande del Alcázar Madrileño estaban colgados Sansón y el león, de Rubens, Sansón y los filisteos, de Procaccini, y Sansón u Dalila de Ribera. Eran temas habituales de la pintura histórica que tanto gustaba a los príncipes y señores. Pero en la católica España de los Austrias, lo que se apreciaba de Sansón era su aspecto heroico individual, la figura de la fuerza que le emparejaba con Hércules, héroe favorito de la Monarquía Hispana.
Quizás lo que más atraía del personaje bíblico era precisamente su paralelo con el mitológico. Al fin y al cabo, Hércules era considerado, con toda seriedad, antepasado de la realeza española. En la Real Armería de Madrid se conserva una barda (armadura de caballo) de Carlos V, una exquisita pieza de parada, obra de kolman Helmschmid, con una parte adornada con Los Trabajos de Hércules, y la otra con Las Hazañas de Sansón.
En la Holanda protestante, no se veía a Sansón como un héroe semifantástico, sino como el jefe de la nación israelita. Los protestantes habían convertido la lectura de la Biblia, prohibida por la Iglesia católica, en su principal pasto cultural. Eso provocó una natural identificación con el protagonista de las Escrituras, Israel. Los calvinistas holandeses en rebelión contra la monarquía católica, se veían como el nuevo pueblo elegido por Yavé, y la lucha de los israelitas contra filisteos les parecía una metáfora de su propia guerra. Sansón era el jefe poderoso de la rebelión holandesa y los malvados filisteos, naturalmente los españoles.
El Banquete Nupcial de Sansón, es por tanto una pieza de propaganda, un panfleto antiespañol, aunque no parezca apropiado el término panfleto para tan bellísimo cuadro. A un lado de la pintura, los filisteos encarnan la lujuria, la borrachera, la avaricia, los vicios tópicos que adjudicaban los holandeses a los soldados españoles. Y de otro, se los representa como lerdos e inoperantes ante el ingenio de Sansón.
El banquete nupcial de Sansón

Rembrandt hacía una pintura militante. Ello era perfectamente normal; en la otra parte de los Países Bajos, otro gran genio, Rubens, era el pintor de la contrarreforma. En el enfrentamiento histórico que vivía la monarquía católica, es lógico que Rubens llenara la colección de Felipe IV con centenares de obras, de las que casi cien han llegado al Museo del Prado, y paralelamente se ignorase al holandés.
Sin embargo, no eran sólo criterios políticos los que alejaban a Rembrandt de la colección real. Frente a Rubens, reconocido mundialmente en su siglo como el más grande de los pintores, al que agasajaban los reyes, Rembrandt no pasaba de ser u pintor “provinciano”, artista local de un pequeño país como la República holandesa.

Frente al gusto de las monarquías barrocas por los grandes cuadros históricos o religiosos, Rembrandt hacía una pintura burguesa, cuadros pequeños que cupiesen en las casitas de los ciudadanos de Amsterdam. Mientras Rubens tenía lista de espera con encargos de los grandes de la Tierra, Rembrandt había de ofrecer sus cuadros en el mercado, esperando gustar a algún comerciante que aflojase la bolsa,
Curiosamente, en un momento de su carrera, Rembrandt abandonó las reglas del mercado y, reconociendo la superioridad de Rubens, le emuló pintando algunos cuadros históricos de grandes dimensiones como éste.

Fuente de datos: 
*Luis Reyes para La Aventura de la Historia.

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